Todavía con el eco de la atronadora mascletá que vivimos en la Plaça de l'Ajuntament de Valencia como festejos de la Virgen de los Desamparados y que el festival se "apropió" como final de un evento espléndido, digno de esa mascletá, intentaré resumir todo lo vivido el fin de semana pasado.
El viernes 12 hubieron dos interesantes mesas a las que no pude llegar: Rafa Melero, José Luis Muñoz y Emili Bayo conversaron sobre los que se colocan al otro lado de la ley, y César Pérez Gellida y Claudio Cerdán, sobre autores que escriben desde paises lejano.
A la que si que pude asistir fue al encuentro entre Sebastiá Bennasar y Bernard Minier. En un castellano perfecto Minier nos hablo de política, del neopolar francés, de la descentralización de espacios y de la busqueda de nuevos escritores en paises no "explotados". Al igual que ya se expuso y se practicó en el Quais du Polar de Lyón, se abren las fronteras y se intenta acercar narrativas desconocidas hasta ahora. Por su parte Bennasar nos habló del proceso de creación de su última novela "El imperio de los leones" protagonizada por una familia de la mafia lionesa.
El sábado 13, y en el Fnac de San Agustin, nuevas sesiones. "Morts sense memòria" con Esperança Camps, Silvestre Vilaplana, Anna Maria Villalonga y Jordi ledesma, moderados por Nuria Cadenes, autores que dan voz a aquellas víctimas que permanecen olvidadas, de aquellos que son asesinados, desaparecidos con lo que sus familiares no pueden enterrarlos y además no encuentran reconocimiento posterior, como es el caso de los personajes de su novela. La muerte es un pretexto para escribir una novela, nos dijo Ledesma. Para Villalonga existen categorías de muertos, todavía los hay de primera, los que tienen familiares y entierros dignos, y son recordados, y después estan los parias, los pobres, los marginados, de los que nadie se preocupa y a quien nadie recordará. Según Camps, los asesinados tienen memoria y hablan, por eso los asesinos lo que hacen es esconderlos para que no hablen.
En la segunda sesión de la mañana, "Mirades còmplices" con Carlos Ortega Vilas, Juanjo Braulio y Luis Roso. Desgraciadamente en esta mesa nos faltó Marc Moreno. Braulio ambienta sus novelas en Valencia, porque es su ciudad y eso le permite hablar de lo que conoce, en ese sentido se reconoce vago para ambientarse en otros escenarios, y también porque la luz es muy intensa y por tanto las sombras son mucho más oscuras. De igual forma Roso ambienta su novela "Aguacero" en el mundo rural que es el que conoce y le gusta. Para él la novela negra es una etiqueta comercial más que nada. La novela negra es lo que hay en la estanteria de cualquier libreria que encima ponga ese rótulo. Añade también que el género negro es un género de vagos. Se ciñe a un patrón establecido del que no hay que salirse: se comete un crimen, se investiga, y se resuelve, con un final más o menos abierto. Es un patrón muy cuadriculado, al que hay que añadir sorpresas moderadas para no salirse del marco. (no puedo estar más en desacuerdo con estas opiniones). Para Ortega, el género negro es una forma de mirar, todo lo que ve se le tiñe de negro, le sale de manera natural y opina que la novela negra conecta mucho con el lector.
Por la tarde y en el marco de la Fundació Bancaixa, comenzamos con "Fora de Lloc" con Mikel Santiago y Jason Webster, autores que ambientan sus obras en espacios que no son los suyos. Coinciden en que el foráneo tiene una visión menos condicionada que el lugareño. Webster escribe pensando en el lector británico, ambientadas en Valencia, y llenas de ironía. Santiago ha aprendido a ver Bilbao estando fuera, mientras que cuando estaba viviendo allí solo se movía en su ambiente y desconocía el resto.
"Delicatessen Noir", ¿de que otra forma podría llamarse una mesa con Rosa Ribas y Carlos Zanón? Dice Zanón sobre Ribas que tiene una gran calidad de escritura, que tine mucho temple, que nunca decae y que sus personajes son muy verosimiles, y Ribas sobre Zanón, que lo suyo fue amor a primera vista tanto como escritor como persona. Nos explica también Rosa que su primera novela negra la escribió por la necesidad de "matar" a alguién de su trabajo, fue una cuestión terapéutica.
"Violetas de maig", conversación entre Juan Carlos Galindo y Philip Kerr, el padre de Bernie Gunther. Nos habló de su proceso creativo y de sus opiniones sobre política y fútbol.
Para cerrar el festival, la gala de los premios VLC NEGRA 2017, que son votados por los lectores a través de la página web del festival. Los galardonados fueron:
- Mejor novela internacional: para Benjamin Black por "Las sombras de Quirke"
- Mejor novela en castellano: para Rosa Ribas y Sabine Hoffman por "Azul Marino".
- Mejor novela en catalán: para Sebastià Bennasar por "El imperi dels lleons"
¡Felicidades a todos ellos!.
El domingo 15, la ya habitual firma de autores pata negra en la Casa del Llibre donde la mayoría de los autores que han participado en el festival se mezclan con los lectores y firman sus libros. Entre libros, vino, y jamón, risas, selfies, conversaciones y abrazos. La incansable Laura Muñoz hizo montones de fotos y la ya tradicional foto de grupo.
Y desde allí, un grupo de expedicionarios capitaneados por Santiago Álvarez y Esperança Camps que nos insistieron nos acercamos lo máximo posible para vivir por primera vez una mascletá. Dios!!!!. Adrenalina en estado puro. Todo y mis reservas por lo gallina que soy con la pirotecnia, tengo que decir que fue una experiencia inolvidable y que agradezco la insistencia que pusieron para que no nos lo perdiéramos.
Como colofón, el arroz negro en el restaurant La Pepica, en la playa de la Malvarosa. La luz, el sol, el mar, la comida y la buena compañía como cierre de un festival inmejorable, bien organizado, con amplios contenidos y disciplinas.
Mis felicitaciones a los directores, Santiago Álvarez, Bernado Carrión y Jordi Llobregat, y a todo el equipo de Valencia Negra por este mágnifico festival. Nos vemos el año que viene. ¡Ya podéis poneros a trabajar!.
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