Querido subjefe Schiavone, (Observe que le llamo por su cargo correcto. Ni comisario. Ni inspector. Subjefe),
Llegó Ud. a mis estanterias gracias a la intervención de su creador, Antonio Manzini, en la BCNegra de 2015. Allí en una mesa en la que también estaba otros dos autores italianos (Roberta de Falcó era uno de ellos), tuve conocimiento de su existencia en su primera incursión "La pista negra". Supe de su destierro a Aosta, esa ciudad que ni siquiera ubicaba en un mapa, de su clima, sus costumbres, y a su inadaptación y a como echa de menos a su querida Roma. A pesar de que han transcurrido casí un año desde que esta allí no ha sido capaz de comprarse unas botas decentes, y sigue empecinado en aumentar las ventas de los zapatos Clarks a base de destrozarlos caminando por la nieve.
En esta su nueva vida le acompaña Marina, su fiel y enamorada esposa, incapaz de abandonarlo al ver su incapacidad para vivir sin ella. Es igual que tenga múltiples y variadas aventuras amorosas (de las que nos de buena cuenta en sus tres novelas, la ya mencionada "La pista negra", y las dos siguientes "La costilla de Adán" y "Una primavera de perros").
Es Ud. un hombre de conducta reprochable: es un delincuente. Si. Aunque sea subjefe de la policia, es un ladrón y un consumidor de drogas (poco me importa que sea una droga "blanda"). Y se toma la justicia por su mano, y eso no está bien. Es un Ud. un agente de la ley, y como tal no se la puede saltar en su beneficio.
Todo y con ello, no puedo evitar tenerle cariño, debido quizás a que su creador, Antonio Manzini, me cae bien. Es ameno, divertido, elegante,y próximo (y porque no decirlo? también atractivo). Atento con sus lectores, siempre con una sonrisa en los labios, tuvimos el placer de verle de nuevo en Valencia Negra de 2016.
Nos dicen los críticos que es "El Montalbano de Aosta".... Yo no lo creo. Es cierto que su universo, su comisaría, sus compañeros, tienen una "retirada" al universo creado por Andrea Camilleri, pero todavía le falta mucho, mucho, mucho.
Debería subjefe Schiavone, llamar al Comisario Montalbano. Quedar con él en Vigata, y comerse unos salmonetes en la trattoria de Enzo. Llevar a su D'Intino y Derruta, para un intercambio con el gran Catarella, a ver que es lo que sale de eso. No se que pasaría con Mimi Augello cuando viera a Caterina Rispoli, pero seguro que las chispas se verían desde muy lejos.
Por mi parte decirle que seguiré sus aventuras, y aunque no sea Ud. santo de mi devoción, si que me proporciona unos ratos entretenidos. Recomendarle reducir la inhalación mañanera de su "adicción", e intente ser más "legal".
Hasta pronto subjefe Schiavone.
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