martes, 16 de febrero de 2016

"El diablo en cada esquina" de Jordi Ledesma

Tómese cuatro personajes bien definidos, cada uno con su bagaje y su historia a cuestas, sumérjalos en una trama de búsqueda, captura y persecución de algo que buscan un par de mafiosos, en un espacio de tiempo muy corto, agitese bien, suéltalos en un ring, y... alehop!! Te sale una novela.
¡Que te crees tu eso!. Te falta lo más importante: la pluma de un gran director de orquesta, que en este caso no es otro, que Jordi Ledesma, que con una gran habilidad y un buen saber hacer, convierte ese cóctel en una entretenidísima narración. Una narración fresca que te tiene en tensión en todas sus 192 páginas, dejándote con la sensación de que se ha terminado muy pronto, y que quieres saber más y más de lo que pasa después de cerrar el libro.
Sin desvelar nada del argumento (cosa que no me gusta nada en la reseñas, ni en las contraportadas), si decir que me han gustado dos referencias a personajes que me recuerdan a otras novelas que he leido ultimamente: "La conspiración de los mediocres" de Ernesto Mallo, y al personaje de Harry Bosch de la saga de novelas escritas por Michael Connelly... Si lees la novela, ya sabrás porque lo digo.
En mi ejemplar que está dedicado, el autor me dice: "con muchos deseos de que la disfrutes, y con todas mis esperanzas de haber ganado una lectora". Jordi: misión cumplida.


Jordi Ledesma
 



sábado, 13 de febrero de 2016

"El angulo muerto" Aro Sáinz de la Maza

He empezado bien el año. Por fin, y después de una espera de 3 años, podemos leer la nueva entrega protagonizada por Nilo Malart, el atípico inspector de los Mossos d'Esquadra, al que ya conocimos en "El asesino de La Pedrera".
Dicen que las segundas partes nunca fueron buenas. Pues bien, no es el caso. En esta ocasión la trama está más centrada, los personajes han madurado, y Aro Sainz de la Maza le ha salido una historia redonda, redonda.
El autor nos lleva a recorrer toda Barcelona. Una Barcelona que va desde los barrios populares al de los poderosos. Una Barcelona que recorre muchas veces andando, porque su  protagonista no soporta el olor y las estrecheces de los autobuses y el metro. Nos lleva a parques y jardines, a esquinas perfectamente reconocibles, a edificios llenos de personas azotadas por la crisis, que es la verdadera protagonista de historia. La crisis que hace que la gente pierda cualquier vestigio de cordura y los aboque a cometer delitos que en otras circunstancias serían impensables.
Nos transmite la angustia que se sienten los personajes, sus obsesiones, sus limitaciones, sus desgracias, sus miedos y sus pequeñas alegrías.
Y la lluvia, la otra protagonista de la historia, que cae permanente e impenitentemente como una plaga, como un castigo.
Milo Malart ha vuelto, y ha vuelto para quedarse. Larga vida al inspector.